Tus sentimientos hacia tu bebé

¿Cómo será tu vida cuando el bebé venga al mundo? Tus pensamientos giran a menudo en torno al pequeño ser que llevas en tu interior, que además, probablemente reacciona cuando pones las manos sobre tu tripa e intentas sentirle.

Seguro que experimentas muchos sentimientos y, además de curiosidad, alegría y amor, también es normal sentir miedo e inseguridades.

Nuestro cuerpo es un verdadero prodigio bioquímico: genera mensajeros químicos que nos acompañan en todo lo que hacemos. También hay estímulos externos que pueden provocar la emisión de esos mismos mensajeros químicos, influyendo así en nuestro estado de ánimo y provocando sentimientos como satisfacción, alegría, tristeza, rabia o estrés. El bebé también experimenta tus sentimientos porque los mismos mensajeros químicos llegan directamente hasta él en forma de hormonas que atraviesan la barrera placentaria. Protegido y resguardado por las muchas envolturas que lo rodean dentro del cuerpo materno, el bebé se familiariza con esas sustancias y con las sensaciones físicas vinculadas con ellas. Estas sensaciones van a ser muy importantes cuando comience su vida fuera del útero, llegará un momento en que afronte sentimientos similares a los que le has transmitido durante el embarazo como por ejemplo alegría, satisfacción o preocupación. Sus reacciones físicas le resultarán conocidas y sabrá que cuando sintió eso en el pasado estaba muy cerca de mamá, puede ser que entonces quiera volver a estar resguardado como antes y busque el contacto contigo: querrá que lo cojas en brazos, que lo abraces o estar bajo el edredón junto a sus papis.

Como padres siempre seréis las personas de referencia con las que vuestros hijos se sentirán protegidos y seguros. Es hermoso crear en el hogar un refugio de amor incondicional, dispuesto a acoger al niño siempre, cuando llegue a vosotros con una alegría o con un problema.

Al principio serán necesidades más bien pequeñas, pero que tienen su importancia, como deseo de cercanía, no querer estar solo, sentir hambre o buscar calor. Más tarde puede ser la alegría del primer castillo de arena hecho por él mismo o el asombro al encontrar un escarabajo, puede que llore porque le han quitado un juguete o porque le duele la herida que se ha hecho al caer del patinete. Mucho más adelante vendrá el  primer amor y las primeras penas de amor, como padres mantendréis siempre caliente el nido donde vuestros hijos podrán volver a cobijarse siempre que lo necesiten.