Hay tantas cosas nuevas, tantas cosas cambian

Durante el embarazo no sólo cambia tu cuerpo sino también tus emociones y sentimientos. Crecimiento, alegría, inseguridades, te aguardan muchas experiencias y muchos pensamientos nuevos.

Al contemplar tu cuerpo en el espejo irás notando cómo empieza a cambiar a medida que pasa el tiempo. Tu pecho está más turgente, probablemente ya aparezcan redondeces en los lugares donde se suelen acumular reservas como la tripa y el pecho. Es completamente normal aumentar de peso durante el embarazo. No te preocupes, son depósitos de reserva, necesitarás contar con esa energía mientras estés alimentando la nueva vida de tu bebé, tu organismo sólo está preparando todo lo necesario. El cuerpo femenino es bello, sobre todo ahora que dentro de él se está desarrollando una pequeña criatura. 

Los cambios físicos también van acompañados de cambios anímicos, por un lado te alegras de tener un hijo, pero seguro que también habrá momentos en los que no te sentirás tan contenta con el embarazo y con el futuro. Preguntas como “¿está bien tener un hijo ahora?”, “¿deberíamos haber esperado un poco más?, “¿seré una buena madre?” o “¿cómo compaginaré mi vida cotidiana actual con la vida con el bebé?” son completamente normales. Tienes tiempo para adaptarte a estos cambios. Está bien que así sea porque la mente no puede hacerse a la idea de vivir con un hijo de la noche a la mañana. Debes plantearte todas esas preguntas para darles respuesta, por ejemplo el interrogante quizá un tanto desasosegante de “¿seré una buena madre?” o “¿seremos unos buenos padres?” se puede tomar como un impulso para abordar el tema de la paternidad. Probablemente tú y tu pareja os preguntéis cómo deben ser realmente unos buenos padres. ¿Qué aspectos de la vida cotidiana con el bebé son importantes para vosotros y qué valores queréis transmitirle?