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¿Chupete para bebés y niños pequeños?

¿A partir de qué momento se puede dar un chupete al bebé?

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El chupete es un símbolo típico de los bebés y chupar los tranquiliza. Pero ¿lo necesitan realmente? Te explicamos cosas que debes saber sobre el chupete, sobre su empleo consciente y sobre cómo retirarlo después.

El efecto del chupete

¿A partir de qué momento se puede dar un chupete al bebé?

El bebé tiene una necesidad natural de succionar y ya se chupaba el pulgar cuando era un embrión en la tripa de mamá. Normalmente esa necesidad se aplaca al mamar, que es una actividad que tranquiliza al niño. Por eso succionar se asocia con una sensación de cobijo y protección y una agradable ingesta de alimento que consuela y tranquiliza. Cuando la madre no está disponible y el bebé succiona un chupete puede obtener un efecto tranquilizador similar. Chupar también relaja la musculatura y el niño entra en un estado de calma. Ahora bien, no es lo mismo succionar el pecho que el chupete. Si el bebé mama, el chupete puede hacer que reclame menos el pecho porque su necesidad de succionar ya está satisfecha y al final se le acaba dando el pecho con menos frecuencia. A su vez eso tiene como consecuencia que la madre produzca menos leche. Por eso recomendamos no dar el chupete todavía a los bebés pequeños.

"Si decides dar un chupete a tu hijo es aconsejable que lo uses de forma consciente, en situaciones concretas y durante poco tiempo. Como alternativa puedes ofrecer al niño un muñeco de seda natural o una mantita de apego."

Uso consciente del chupete

Los padres averiguarán por sí mismos y a través de su propio hijo si realmente merece la pena darle un chupete o no. Si lo van a utilizar, deben procurar que sea lo más blando y flexible posible y que tenga un diámetro pequeño en la zona que está en contacto con los dientes y los labios. No es en absoluto necesario comprar chupetes más grandes para niños más grandes. El pezón tampoco aumenta de tamaño a medida que el niño crece. Pero no sólo es importante el tipo de chupete sino también su dosificación y la frecuencia con que se utiliza, porque si se usa continuamente se convierte en un problema. Es muy fácil caer en una sobredosis de chupete, por eso hay que emplearlo de forma consciente y a ser posible sólo durante un breve período de tiempo. Es decir, el chupete puede ser de ayuda si se emplea en función de la situación concreta, en los momentos en los que no se puede tranquilizar al niño dándole el pecho. El uso cuidadoso del chupete también implica retirarlo al cabo de un breve período de tiempo. Si se dosifica correctamente su uso no surgirán mayores problemas más adelante, como puede ser una mala colocación de la mandíbula. Por eso tampoco es buena idea utilizar un chupete con cadenita que permite al niño cogerlo y tenerlo siempre disponible.

Retirar el chupete

Se recomienda retirar el chupete a partir del segundo año de vida, los dentistas aconsejan la deshabituación como muy tarde para el tercer cumpleaños del niño. Si el chupete no se ha utilizado de forma continuada durante horas resulta más fácil retirarlo. En algunos casos el propio niño deja de pedirlo. Lo mejor es llevar a cabo la deshabituación de forma prudente y sin tomar medidas drásticas. Por ejemplo, se puede regular la frecuencia y la duración del uso del chupete e ir reduciéndolas poco a poco. Puede ser una buena idea ofrecer al niño un sustituto que lo tranquilice, por ejemplo, una mantita de apego o un muñeco de peluche. Si el niño se chupa el pulgar resulta más difícil deshabituarlo porque utiliza el dedo para autorregularse cuando quiere y lo tiene siempre disponible, por ejemplo, al conciliar el sueño. En ese caso también es una buena idea ofrecerle una mantita de apego.