Una pequeña criatura con muchas necesidades

Durante el embarazo vas conociendo un poco a tu bebé: notas sus movimientos y quizá imagines cómo es su temperamento. Existen diversas vías para saber cuáles son las necesidades de tu bebé.

No sólo vas conociendo a tu bebé durante el embarazo, sino que él también te va conociendo a ti. Oye las voces de los integrantes de tu familia cuando hablan, conoce los sonidos que se repiten una y otra vez y, aunque todo ello llegue muy amortiguado a sus oídos, más delante reconocerá muchas de estas cosas. Eso le aportará seguridad y hará que se sienta protegido y resguardado y también contribuye a crear un fuerte vínculo recíproco durante el embarazo.

Cuando el bebé llega al mundo le sienta bien experimentar cosas que le resultan familiares del tiempo que ha pasado en la tripa de mamá como, por ejemplo, el suave contacto corporal, los ruidos cotidianos y la música que escuchas o le cantas ahora.

Imagina lo que ocurre en tu interior: ¿cómo vive tu hijo ahora dentro de tu cuerpo y qué le resultará familiar cuando nazca? Ahora cuenta con la protección del líquido amniótico, está calentito y perfectamente alimentado así que no tiene hambre nunca. Su campo de visión es muy pequeño, contempla solamente el rojo oscuro de la piel y los vasos sanguíneos. El útero lo abraza con firmeza y, cuando se mueve, nota un límite por todas partes que le hace sentir resguardado. Va a pasar muchos meses protegido en esa maravillosa guarida blanda y calentita.

A partir de ahora, cuando pienses en lo que va a necesitar tu bebé cuando venga al mundo, por ejemplo, al preparar su cunita, ten en cuenta que no le hacen falta juguetes caros, basta con colgar sobre la cuna un pañuelo de color rojo oscuro como si fuera un colgante, le resultará familiar porque ése es el color que tiene el mundo para él dentro de tu tripa. En el fondo no es mucho lo que necesitan los pequeñines al principio: calor, cercanía, sostén, comida, protección, pocos estímulos, ritmo y amor.