Seguridad a través de las rutinas

Las rutinas nos proporcionan seguridad y nos hacen sentir resguardados. Poder confiar en que algo va a ocurrir regularmente, siempre de la misma forma, crea vínculos, tranquiliza y genera confianza.

Una bonita rutina durante el embarazo podría consistir en masajear amorosamente tu tripa todas las mañanas o todas las noches, además así también puedes entrar en contacto con tu bebé. Quizá ya has notado que él también tiene un pequeño ritual dentro del útero: cuando te dispones a descansar por la noche y tu tripa se relaja tiene más espacio para moverse, entonces su rutina consiste en desplegar actividad. Algunos bebés se activan en cuanto su madre se adormece, otros aprovechan la relajación total que acompaña a la fase de sueño profundo. Puede que te despiertes con la sensación de tener que ir urgentemente al baño.

Si no puedes dormir, prueba a convertir en rutina el hecho de mandar pensamientos amorosos a tu hijo y relajarte. Estos rituales pueden transmitirte buenas sensaciones y ser un punto de apoyo durante el embarazo.

Los rituales también os pueden sentar bien a vosotros como futuros padres. Seguro que antes del embarazo ya teníais rituales de pareja, por ejemplo, pasar juntos una noche especial una vez por semana. Mantened esos rituales especiales, a ser posible también después del embarazo cuando ya seáis padres, aunque tengáis menos tiempo seguro que encontráis un momento para vosotros dos. Un ritual podría consistir en dedicarse tiempo mutuamente antes de ir a dormir para comentar los acontecimientos del día, quizá os guste leeros algo en voz alta el uno al otro, cada uno un capítulo de un libro que os guste a los dos. Otro ritual puede ser preparar al otro una infusión o abrazarse cariñosamente al llegar a casa... Esos pequeños rituales también generan buenas sensaciones.

La familia es una comunidad, más pequeña o más grande. Cuantos más acontecimientos se repitan periódicamente en esa comunidad, más seguros y resguardados se sentirán sus miembros, pueden ser desde comidas en común hasta rituales de buenas noches. Determinadas secuencias de cuidado corporal también forman parte de los rituales. Incluso cuando se trata de los más pequeños se puede crear un ambiente de tranquilidad y relax repitiendo siempre las mismas operaciones al cambiar los pañales o al cuidar el cuerpo del bebé. Si por las mañanas, después de que se haya levantado toda la familia, se lava o se baña al niño y luego se hace un desayuno en común, el pequeño comienza el día con sensación de confianza y seguridad.