Recargar energía

Desde el comienzo del embarazo tu cuerpo se ha ido preparando para el parto. Ahora ya sólo quedan unas pocas semanas para que llegue ese momento, por tanto es más importante que nunca recargar energía tanto a nivel físico como mental. Confía en ti y en tu cuerpo.

El parto se acerca y es posible que tus pensamientos giren a menudo en torno a ese momento. Cuando sientes tirones o presión en la tripa o en la espalda enseguida te preguntas sin son contracciones, ahora más que nunca es conveniente ser consciente de las propias fuerzas y recursos. La naturaleza ha dispuesto las cosas de tal manera que seamos capaces de movilizar una energía que normalmente no utilizamos en la vida cotidiana y que generalmente tampoco sabemos que tenemos. Son reservas para situaciones especiales, todo el mundo las tiene... ¡tú también! Confía en ellas.

A nivel físico todo está preparado para que pueda comenzar el milagro del parto. Para el cuerpo el alumbramiento también es un proceso bioquímico que implica la interacción de hormonas y mensajeros químicos, acciones y reacciones. Todo sigue el camino natural necesario para alumbrar al bebé sin necesidad de nuestra intervención. Nuestro cerebro sabe cómo funciona todo, y tu bebé también lo sabe.

Los dolores que producen las contracciones no son nada malo. Nuestro cuerpo y nuestra forma de pensar están constituidos de tal forma que siempre interpretamos el dolor como una señal de alarma del organismo, pero en el parto eso es diferente. Las contracciones duelen, pero el dolor es algo que nos ayuda haciendo que adoptemos instintivamente una conducta consistente en trabajar con ese dolor. Es posible que durante un rato llevemos bien el dolor, pero en las fases de transición una postura o un movimiento que hasta ese momento eran buenos dejan de ser adecuados. Confía en ti y en las personas que te acompañan. Juntos conseguiréis que la labor de parto vaya por buen camino.

También puedes buscar unas palabras o un mantra que refleje estas certezas. Escríbelo en el espejo del cuarto de baño, en la puerta de la nevera o junto a la cama. Interioriza que tienes la fuerza y los recursos necesarios para realizar una magnífica labor de parto junto con tu bebé. Es una buena idea dar a conocer ese mantra a las personas que te acompañarán en el parto, habrá fases en las que te sentirás agotada, quizá desesperada o en las que querrás darte por vencida y en esos momentos sienta bien escuchar palabras que transmiten fuerza.

Haz un ejercicio de introspección y piensa en el lugar que has elegido para dar a luz. ¿Es un sitio en el que puedes sentirte segura y resguardada y en el que es posible relajarse? Piensa en las personas en las que puedes confiar que estarán contigo durante el parto. ¿Son personas con las que tienes mucha familiaridad y con las que puedes abandonarte y dejarte ir? ¿Quieren realmente acompañarte o lo van a hacer porque se sienten obligadas hacia ti? ¿Piensas cosas sobre el parto que te asustan o te preocupan, quizá por algo que has oído o leído? Habla de ello con tu matrona, aunque no te resulte agradable. Si hablas de tus miedos y preocupaciones no agobiarán tu cuerpo ni tu mente durante el parto.

“Es tu parto. El parto de tu hijo, de tu familia. Da igual lo que piensen de ello los demás. Lo importante es que te sientas bien. No tienes que someterte a ninguna norma y es imposible que hagas nada equivocado. Todo lo que ocurra es bueno, es tu forma de traer al mundo a tu bebé”.