¿Los padres juegan de manera diferente?

¡Papá, vamos a jugar! El juego puede despertar el niño que todo hombre lleva dentro pero no a todos los hombres les gusta jugar. También es diferente para algunos jugar con niñas o con niños. Una conversación con Christian Gaca, padre de 4 niños, periodista y coautor del blog vonguteneltern.

Creo que es algo muy personal. Noto que en parte mi forma de relacionarme con el juego es algo diferente de la de las mujeres. Me encanta salir fuera y hacer algo activo o deportivo y desfogarme hasta sentirme cansado. Me va mucho el juego físico, por ejemplo, escalar o practicar skateboard. Aunque, por supuesto, eso es algo para más adelante, cuando el niño es mayor. Pero creo que precisamente ese juego activo y ese desfogarse es una buena forma de relacionarse lúdicamente con los niños.

Existen muchos tipos de juegos diferentes. No sólo tienen que ser juegos que impliquen una gran actividad física. Es bueno estar abierto al niño y probar diversas posibilidades para poder satisfacer distintas necesidades lúdicas. Construir algo con tarugos de madera o con legos, leer en voz alta o mirar libros de estampas, inventar historias, hacer puzzles, jugar a las cartas o a juegos de mesa; cuanto mayor sea el niño más cosas se pueden probar. Me parece muy positivo que los padres desarrollen el gusto por jugar con sus hijos. Y cuanto más se abre uno a esta posibilidad más cosas nuevas se prueban y más se divierte uno.

Es estupendo poder estimular al niño a través del juego e incluso conseguir que desarrolle sus propias aficiones. La forma más fácil de lograrlo es que los padres sean un ejemplo para sus hijos. También es interesante que el niño tenga varias personas de referencia para jugar. Puede ser una madrina o un padrino que quizá tenga otros intereses o talentos diferentes de los de los padres y pueda mostrar al niño nuevas posibilidades. Pero creo que es importante no apremiarlo nunca. Se pueden hacer propuestas pero si al niño no le agradan no hay que forzarle. Puede que al chico realmente no le guste jugar al fútbol, en ese caso no hay nada que hacer. Quizá sea más divertido columpiarse juntos, ir al parque acuático, jugar al escondite, etc... Padres e hijos deben desarrollar también sus propios intereses. Pero el mejor consejo es simplemente jugar y volver a ser niño. Es tan hermoso ver cómo los pequeños se entusiasman y se sumergen en el momento presente. Es una pena que los adultos no seamos capaces muchas veces de sentir un entusiasmo semejante. Así que podemos aprender mucho de los niños. Por ejemplo, a jugar sólo por el placer de jugar, a dejarse llevar y volcarse en el momento presente, sentir curiosidad y entusiasmarnos con lo que estamos haciendo.

Al principio el recién nacido aún no puede jugar en absoluto. Pero podemos adaptarnos a esa situación y, por ejemplo, aprender el lenguaje del bebé y darle la réplica. Se puede desarrollar una divertida comunicación con los más pequeños. Imitar sus ruiditos, sus grititos, reír, hacer muecas. Interactuar juntos de forma divertida. Más tarde también les gusta mucho que imitemos los sonidos que hacen los animales, simplemente ser creativos con el cuerpo y el lenguaje, así conseguiremos desarrollar una interacción intuitiva. Cuantos más pasos da el niño en su desarrollo más posibilidades de juego van surgiendo.