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Fomentar la autonomía del niño

Aprender el mundo por sí mismo

Llega un momento en que el niño reclama en voz alta “hacer las cosas solito”. Pero antes de que se produzca esa manifestación de autonomía es importante que los pequeños actúen por sí mismos y exploren el mundo por su cuenta. No sólo cuando empiezan a andar sino incluso durante el primer año de vida.

Autonomía: la satisfacción de hacer cosas por sí mismo

Los niños son curiosos y esa curiosidad impulsa su desarrollo. Además, mediante la interacción lúdica con su entorno aprenden y adquieren nuevas capacidades por lo que respecta a la motricidad gruesa, la motricidad fina y el lenguaje. Tratan una y otra vez de coger con sus manitas un objeto, se giran boca abajo e intentan avanzar. Cuando por fin lo consiguen se sienten increíblemente orgullosos o dan grititos de alegría. Tu hijo ha logrado algo por sí mismo, ha sido eficaz él solo, esa autoeficacia es un aspecto muy importante en la vida. Tenemos que sentirnos autoeficaces como personas para tener confianza en lo que hacemos. Y aprendemos lo que es esa sensación de confianza cuando somos bebés.

Con todos los sentidos

Al explorar el mundo los bebés no sólo emplean las manos sino todo su cuerpo: ven, oyen, saborean y huelen su entorno. Palpan un juguete con las manos y, si están tumbados de espaldas, a veces también lo exploran con los pies para, finalmente, metérselo en la boca e investigar con los labios y la lengua qué es realmente ese objeto. Durante mucho tiempo los niños son capaces de percibir de forma mucho más sensible con la boca que con las manos. Por supuesto, un bebé todavía no distingue entre un juguete y un objeto de uso cotidiano, para él todas las cosas son igual de interesantes. Por eso nosotros tenemos que seleccionar qué va a parar a las manos de nuestro hijo y qué no.

"Da a tu hijo libertad de acción para comprender el mundo. Para ello crea un entorno adecuado que pueda explorar de forma segura."

Dejar que el bebé experimente

Naturalmente, existen objetos y lugares que no son apropiados para la actividad exploratoria del bebé. Pero en conjunto hay muchas cosas que los niños pueden investigar y que les resultan muy interesantes. No se trata de explorar únicamente un mismo juguete infantil sino también objetos de la vida cotidiana. Apre(h)ender el mundo también significa poder agarrarlo. A los bebés les produce una gran alegría jugar con objetos de uso corriente: el colador de pasta, la fuente de metal, el cucharón de madera… los diversos materiales, tamaños y superficies les resultan muy interesantes y les transmiten información sobre el mundo. A la hora de comer también es bueno ofrecer al niño la posibilidad de explorar los alimentos con las manos y de hacerse por sí mismo una idea de cuál es su consistencia. No hace falta que enseñemos a nuestros hijos a investigar las cosas, a ser curiosos o a explorar objetos, lo hacen por sí solos. Lo único que debemos evitar es refrenar constantemente su interés, debemos crear un entorno afirmativo y permisivo en vez de un entorno negativo y prohibitivo.