Cada miembro de la familia tiene su propio tiempo

Puede que hayas oído el dicho: “La hierba no crece más rápido porque tires de ella”. Precisamente esta sentencia es muy importante cuando se vive con niños pues todos ellos tienen ritmos de desarrollo enteramente individuales.

A menudo nos llaman especialmente la atención los aspectos visibles y fácilmente evaluables del desarrollo: el momento en que el niño empieza a dormir de un tirón, deja de usar pañales, dice sus primeras palabras o empieza a andar. Pero el desarrollo infantil también incluye otras dimensiones: competencias sociales, el juego o la capacidad para el cuidado corporal autónomo. Si tu hijo no ha llegado tan lejos en un determinado ámbito como otros niños de su edad puede que lo compense en otro plano, sólo tienes que fijarte con atención. Si crees que tu hijo podría estar desarrollándose con demasiada lentitud merece la pena que te tomes tiempo para analizar a fondo la situación teniendo en cuenta todos los aspectos del desarrollo infantil. Entonces te darás cuenta de lo especial que es tu hijo y de que tiene unas competencias enteramente personales.

Cuando los padres tienen la sensación de que su hijo se desarrolla más lentamente que otros niños a veces caen en la tentación de querer nivelar esa diferencia. Existen diversos juegos, cursos y libros, incluso para los más pequeñines, destinados a estimularlos en los aspectos en que se supone que van por detrás de los demás. Pero la estimulación selectiva no suele dar resultado. Lo importante es observar siempre al niño como un todo. Muchos desarrollos lentos se recuperan con el tiempo. En lugar de ofrecer cosas especiales y crear situaciones de aprendizaje artificiales debemos procurar que en el día a día el pequeño pueda superar retos adecuados para su edad y que tenga ocasión de ponerse a prueba. Los niños pequeños deben tener la oportunidad de poder andar, también fuera de casa. Para que puedan desarrollar su vocabulario tenemos que hablar mucho con ellos, escucharlos pacientemente y dejarles que se expresen del todo. Para desarrollar la motricidad fina deben poder pintar libremente, sin valoraciones ni comentarios. Si realmente se descubre un retraso en alguna exploración de detección temprana que requiera atención especial, entonces sí se puede hacer algo al respecto y el o la pediatra puede derivar al niño al especialista adecuado.

Igual que cada niño tiene unos tiempos de desarrollo individuales, a nosotros, los adultos, nos ocurre lo mismo: vamos interiorizando y asimilando poco a poco la paternidad y, en el caso de las madres, el ritmo de la recuperación física también es completamente personal. Algunas mujeres recuperan su talla de ropa habitual poco después del parto mientras que otras necesitan más tiempo. Al cabo de más de un año hay madres que siguen añorando el cuerpo que tenían antes. Unas mujeres pierden varios kilos durante la lactancia mientras que a otras les resulta más difícil. Al igual que ocurre con nuestros hijos, también es importante ser indulgentes con nosotras mismas: no te compares con los demás. Cada familia tiene sus propios rituales y costumbres a los que ha cogido cariño. Es preferible que te fijes en que todos sois capaces de ayudaros y de apoyaros mutuamente en cualquier situación.