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Consejos para que los niños pequeños duerman bien

Ritual nocturno, cómo influye la siesta en el reposo nocturno y cómo construir puentes de transición al sueño.

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Los niños pequeños pueden volver a despertarse con más frecuencia por la noche o incluso pueden dormir peor. Todavía necesitan asegurarse de que las personas de referencia están cerca de ellos. Aquí te explicamos qué hacer para conseguir que los niños duerman relajadamente y cómo se los puede acostar sin tensiones.

El horario de sueño ideal para los niños

Es un error pensar que los niños se pueden ir a la cama todos los días a la misma hora dispuestos a dormir. Los horarios no determinan cuándo está cansado un niño. Es algo que viene dado, por un lado, por la necesidad de sueño individual de cada pequeño, y, por otro, por cómo se ha desarrollado la jornada y eso es algo en lo que pueden influir positivamente los padres. Los días con mucha actividad física al aire libre implican un mayor cansancio. Además, los niños pequeños también necesitan echarse al menos una siesta durante el día. Ahora bien, el momento de iniciar el descanso nocturno cambiará dependiendo de cuándo y cuánto duerman durante el día. Por tanto, nada de presiones, no insistas en que tu hijo se duerma todos los días a una hora determinada. Hay niños pequeños que duermen mucho y otros que duermen poco. Así que lo que debes hacer es averiguar qué es lo que se adapta de forma individualizada a ti y a tu hijo cada día concreto.

Desconectar y descansar

A veces el niño está tan desbordado por los nuevos estímulos o por los avances en su desarrollo que le cuesta conciliar el sueño. Pero a menudo lo que ocurre es que no es el momento adecuado para dormir. El sueño no se puede provocar a voluntad, sólo sobreviene cuando estamos suficientemente cansados y relajados. Los bebés suelen mostrar claramente su cansancio, pero cuando se trata de niños pequeños a veces ya no es tan fácil dar con el momento adecuado para acostarlos. Si se deja pasar ese momento preciso normalmente hay que esperar bastante hasta que vuelve a presentarse otra oportunidad. Cuando ocurre algo excitante al final del día o cuando llegas tarde a casa, pasa un buen rato hasta que niño se relaja y se tranquiliza. No es razonable aferrarse siempre a un mismo ritual, como puede ser la ducha o el baño, si eso le impide tranquilizarse al niño.

"El desarrollo completo de la jornada influye en el ritmo de sueño nocturno. Muchos niños reaccionan de forma sensible al exceso de estímulos y luego están más inquietos por la noche. Pero puedes controlar un poco este factor organizando el día de tal manera que desemboque en un ambiente nocturno tranquilo."

Consejos para que los niños pequeños duerman relajadamente

En realidad el ritual de buenas noches no comienza al terminar el día sino durante la jornada. La forma en que transcurre el día entero influye en lo cansado que está el niño al llegar la noche. La siesta, los horarios de las comidas y el tipo de actividades realizadas desempeñan un papel importante. Existen algunos factores que contribuyen al “buen sueño” de niños grandes y pequeños:

  • Sal con tu hijo al aire libre, a ser posible con independencia de las condiciones climatológicas
  • Da a tu hijo suficientes oportunidades de moverse y desfogarse
  • La televisión y los smartphones no son adecuados para niños de esta edad. Por lo general las películas y las aplicaciones resultan demasiado excitantes.
  • Si es posible, el niño no debe echarse la siesta demasiado tarde, lo mejor es que vuelva a estar despierto a partir de las 14 horas. Así llegará cansado a la noche

También es preferible no realizar actividades ni juegos excitantes hacia el final de la jornada. Salir de compras al caer la tarde puede hacer que algunos niños se sientan inundados por una avalancha de estímulos y les cueste tranquilizarse.

La cercanía ayuda a conciliar un sueño relajado

Los niños pequeños todavía necesitan cercanía y cobijo para poder dormirse de forma relajada y segura. Si todavía das el pecho a tu hijo, ésa puede seguir siendo una buena forma de ayudarle a relajarse y a conciliar el sueño. Si no quieres seguir acostándolo así, cambia poco a poco esa costumbre con la que se ha encariñado. Puedes ir construyendo otro puente de transición al sueño en lugar del pecho. Aunque pienses que es imposible que tu hijo se duerma sin dar el pecho, quizá te venga a la memoria alguna situación en la que lo haya logrado. Puede que haya sido durante un paseo en el fular portabebés o en un viaje en coche acomodado en su sillita. Así que en realidad también puede dormirse de otra manera. Suele resultar fácil cambiar las costumbres nocturnas si la pareja se encarga de ello durante un par de noches. En lugar de darle el pecho, si lo abrazas y le coges de la manita también le proporcionarás la cercanía que busca. A esta edad los muñecos de peluche todavía no funcionan necesariamente como sustituto de la proximidad inmediata de los padres, pero pueden ayudar al niño de dos o tres años a dormirse de forma autónoma. Así que ya los puedes ir integrando en el ritual nocturno para conciliar el sueño.