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Los diversos temperamentos

Sanguíneo, colérico, melancólico o flemático: los cuatro temperamentos influyen en el carácter del ser humano desde la infancia.

Entender mejor a los niños

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Conocer los diferentes temperamentos de nuestros hijos nos ayuda a entender y estimular mejor a nuestros hijos.

niño flor

Cada niño es diferente

Algunos niños son desinhibidos, extrovertidos e indómitos y les gusta experimentar mientras que otros son más bien tímidos, tranquilos y sensibles. Los rasgos de carácter se ponen de manifiesto desde muy temprana edad. Todos tenemos las características básicas de los cuatro temperamentos pero unas están más acentuadas que otras dando lugar a las diferentes personalidades. Por eso no es de extrañar que existan grandes diferencias incluso entre hermanos. La teoría de los temperamentos nos permite clasificar mejor el carácter de los niños y satisfacer sus necesidades de forma individualizada. A menudo son dos los temperamentos más marcados. Si los conoces puedes proporcionar a tu hijo el marco adecuado para su desarrollo y alentarlo y respaldarlo en su crecimiento. 

El temperamento colérico

El temperamento colérico es propio de niños muy enérgicos que tienen una gran fuerza de voluntad y siguen su camino con arrojo y valentía, seguros de sí mismos. Los niños con predominio del temperamento colérico son exigentes y se irritan con facilidad. Expresan su descontento con vehemencia y de forma físicamente activa. Por eso necesitan que sus personas de referencia reaccionen con tranquilidad y dominio de sí mismos para poder volver a serenarse. Desde su etapa de bebés necesitan disfrutar de un entorno protegido para relajarse pero también requieren suficientes estímulos y retos para poder avanzar en su desarrollo que suele ser vertiginoso y lleno de energía.

El temperamento sanguíneo

Los niños de temperamento sanguíneo suelen estar libres de preocupaciones y nos contagian su alegría y su sociabilidad. Avanzan por la vida llevados por la curiosidad, tienen multitud de intereses y les encantan las actividades nuevas. Pero como contrapeso necesitan también mucha tranquilidad y bastantes horas de sueño. Porque estos niños no suelen notar que se sobreexcitan demasiado. Por eso les sienta bien estar en un entorno tranquilo, sobre todo por las noches, para poder procesar las muchas impresiones vividas durante la apasionante jornada.

El temperamento flemático

Es muy probable que esos niños que parecen haber nacido con buena estrella y que son muy amables, pacientes y acomodaticios tengan un temperamento flemático muy marcado. Se sienten satisfechos con facilidad y muestran una forma especial de serenidad que también se pone de manifiesto en un ritmo de desarrollo más cómodo o más lento. Por eso no debe ser motivo de inquietud que un niño se desarrolle más lentamente, ya irá haciendo todo a su propia velocidad. A la hora de relacionarse con estos pequeños es conveniente ser comprensivos y al mismo tiempo incitarlos suavemente a jugar e interactuar porque pueden llegar a ensimismarse mucho.

El temperamento melancólico

El temperamento especialmente melancólico es propio de esos niños sensibles que son menos sociables. Su timidez también se manifiesta en el hecho de que no les gusta que los cojan en brazos otras personas. Los niños de temperamento melancólico procesan sus vivencias a fondo y por eso suelen seguir afectándoles durante largo tiempo y les provocan reacciones intensas más adelante, por ejemplo, en forma de largas llantinas. Por ese motivo, para sentirse aceptados necesitan un entorno sensible, comprensivo y al mismo tiempo lleno de humor.