Rudolf Steiner

Rudolf Joseph Lorenz Steiner (25/27 de febrero de 1861 - 30 de marzo de 1925) nació en la actual Croacia, pero se mudó con sus padres a Austria siendo un bebé. Su padre, de firmes valores, trabajaba como operador telegráfico de ferrocarriles y Rudolf recibió su educación primaria en los colegios del pueblo y en su hogar.

Con una mente receptiva ante las ideas de carácter espiritual y físico, obtuvo un doctorado en filosofía en la Universidad de Rostock. Sin embargo, antes de este logro, ya había publicado diferentes obras sobre literatura y filosofía; entre ellas destacan La filosofía de la libertad y la Teoría del conocimiento basada en la concepción del mundo de Goethe. 

A comienzos del S. XX., creó la antroposofía. Esta tiene sus raíces en la filosofía y la teosofía idealista alemana, que invita al ser humano a ver su cuerpo, mente y espíritu como conceptos intrínsecamente conectados con nuestro mundo, todos ellos parte de un sistema holístico.

En la primera fase de este movimiento, más orientada a la filosofía, Steiner intentó encontrar la síntesis entre ciencia y espiritualidad. Su obra filosófica durante estos años, que denominó como ciencia espiritual, proponía aplicar la claridad de pensamiento, característica de la filosofía occidental, a cuestiones espirituales. Durante la segunda fase que tuvo lugar en torno al año 1907, trabajó en varios campos, incluyendo los medios artísticos tales como el teatro y las artes del movimiento, donde desarrolló una nueva forma artística, la euritmia.

Su obra arquitectónica culminó con el edificio Goetheanum, un centro cultural diseñado para acoger todo tipo de artes. Durante la tercera fase de su obra, Steiner trabajó para instaurar diversas iniciativas prácticas, incluida la educación Waldorf, la agricultura biodinámica y la medicina antroposófica.

A partir de finales de los años 10, Steiner comenzó a trabajar con médicos y químicos con el fin de crear un nuevo enfoque en medicina. En el año 1921, la doctora Ita Wegman, el químico Oskar Schmiedel y médicos y farmacéuticos se reunieron bajo la batuta de Steiner para determinar la forma en la que harían uso de esta filosofía, con el fin de atender las necesidades del paciente.

Consideraban que el cuerpo humano es muy capaz de curarse a sí mismo, sin embargo, en ocasiones requiere de algo de ayuda. De forma que desarrollaron un enfoque personal dirigido al cuidado de la salud mediante el uso de ingredientes naturales para fomentar el propio impulso curativo del cuerpo. Impulsados por esta creencia y un conocimiento muy profundo de la esfera científica y filosófica, fundaron Weleda.

Steiner y su pensamiento completamente revolucionario jugaron un papel esencial en Weleda. A pesar de no haber ostentado ningún puesto ejecutivo, tanto él como la doctora Ita Wegman formaron parte del llamado Kontrolstelle, un grupo de asesoramiento integral que sirvió para reforzar los cimientos de la empresa. Igualmente, es responsable del nombre de la sociedad, así como del logotipo, que él mismo diseñó. 

Fue suya la visión de un nuevo proceso de curación, completándolo desde los prerrequisitos antroposóficos hasta los remedios concretos y la fabricación de medicamentos.